Todos pensamos que llevamos dentro un pequeño manitas que sabe hacer cualquier cosa que necesitemos en nuestro hogar. Puede que estemos pensando en renovar el mueble del cuarto de baño, o puede que creamos conveniente solar el dormitorio y el salón con tarima. Imbuidos del mejor espíritu aventurero nos enfundamos el mono, cogemos las herramientas pertinentes… et voilà, nos damos cuenta aterrorizados de que no sabemos cómo empezar. O peor aún, una vez que hemos comenzado a cortar, clavar o agujerear nos percatamos de que no sabemos cómo continuar. Es entonces cuando nos viene bien recordar algunas cuestiones relacionadas con el particular, sobre todo para que no perdamos ni tiempo ni dinero.
El bricolaje no es tan fácil como lo pintan en la tele y, a veces, merecerá la pena confiar en un experto
Lo primero de todo es saber que no basta con mirarse todos los capítulos de bricomanía. Puedes pensar que son excepcionales y que enseñan mucho, eso seguro. Pero también es verdad que si no disponemos de cierta habilidad innata podemos provocarnos incluso un accidente. Así que si puedes tener a mano este tipo de información genial, además de muy práctica es conocida por todos, muy intuitiva y ofrece un montón de ideas para nuestros hogares. Pero si no somos muy duchos en la materia lo mejor es ir con mucha cautela, comenzar con lo sencillo o directamente llamar a un profesional.
Pongamos por caso lo que hemos comentado sobre la tarima, o por ejemplo la realización de unas mesas, estanterías o cualquier producto relacionado con la madera. Si poseemos un buen espacio y las herramientas precisas para ello resulta de lo más interesante probar por nosotros mismos, ya que disfrutaremos con la satisfacción que nos dará el hecho de contemplar nuestra obra (y presumir ante los vecinos, familiares y amigos de ello). Pero si no es así créenos, buscar en una guía de carpinteros como la que te acabamos de enlazar resultará de lo más interesante. Y es que la ebanistería tiene más misterios de los que puedes pensar en un primer momento…
La misma situación puedes imaginar para otras tareas complejas, como la fontanería, la electricidad o la jardinería. Insistimos: el bricolaje es algo muy interesante cuando se dan las condiciones necesarias para ello, pero si no existen este tipo de destrezas lo mejor es desenfundar los datos de contacto de los profesionales y dejar que sean éstos los que nos reformen la casa. Un serrucho, una gubia, un taladro o un soplete no son herramientas de juguete, así que deberías tener esto en cuenta para no dañarte y para conseguir que las reformas de tu casa sean operativas. Gastar dinero en balde no es hoy una opción, así que como bien nos recomiendan en los programas del háztelo tú mismo, antes de usar la herramienta piénsalo bien.